
por Redacción
Expresó que la falta de planificación en la última década ha dejado al país con un margen de maniobra limitado y una dependencia cada vez mayor de las importaciones.
"La demanda de combustibles en Bolivia ha crecido entre un 5 y 7 por ciento anual durante los últimos 15 años. En contrapartida, la producción nacional ha sido decreciente", sostuvo Montaño, en presencia de autoridades legislativas y representantes del sector energético durante un evento sobre importación de combustibles realizado en Santa Cruz.
Montaño dijo que esta situación ha obligado a YPFB a importar cada año mayores volúmenes de diésel y gasolina para cubrir esta merma, "un déficit que ha crecido de manera exponencial".
"La falta de proyección en el sector de la pasada década ha llevado a una situación de bastantes desafíos. Cuando la actual administración asume YPFB, se identifican algunas situaciones predecibles, pero ya inevitables", explicó.
Según el ejecutivo, los largos ciclos de exploración y desarrollo de nuevos campos han dejado a la empresa con escaso margen de maniobra.
Como contrapeso, el vicepresidente de Operaciones destacó avances recientes como el descubrimiento del campo Mayaya, uno de los reservorios que promete mucho, la operación de la planta de biodiésel 1 en Santa Cruz y la próxima inauguración de una segunda planta en La Paz, además de una instalación para procesar Aceite Vegetal Hidrotratado.