por Jorge Joury *
El gobernador en la reunión de Villa Gesell Kicillof también consiguió el respaldo de más de 40 alcaldes para el desdoblamiento de las elecciones, una decisión que, en caso de tomar, tensará aún más un vínculo ya casi inexistente con Cristina Kirchner.
En cuanto a la permanencia en sus sillones de los caciques del conurbano, vale recordar que la Ley provincial 14.836 impulsadas por la entonces gobernadora María Eugenia Vidal y sancionada en agosto de 2016, que contó con el aval de los legisladores del Frente Renovador que lidera Sergio Massa, estableció en su artículo primero que los intendentes y concejales durarán en sus funciones el término de cuatro años y podrán ser reelectos por un nuevo período, pero en caso de aspirar a un tercer mandato, esto deberá ser merced a un intervalo en el cargo.
Polémica mediante debido a que no quedaba claro a partir de cuando se computaba el primer mandato, en el año 2021 se hizo una reforma a través de la Ley 15.315 en la que se estableció que los cargos de los jefes comunales que dieron inicio como resultado de las elecciones del año 2017 y 2019 serían considerados como primer período, por lo cual lograron tener acceso a una nueva reelección, medida que también contó con la resistencia de los renovadores. Cabe señalar que los jefes territoriales venían presionando al gobernador Kicillof y a los legisladores del oficialismo para que le pongan fin a una ley a la que consideran proscriptiva y ahora con este guiño de Kicillof vuelven a alentar expectativas favorables.
"No podemos dejar a nadie sin la posibilidad de participar de una elección, y en tal caso, debe ser el pueblo el que decida si la gestión del intendente es buena o no, pero no se pueden establecer limitaciones", señaló el Jefe comunal de Chascomús, Javier Gastón.
Gastón, quien cursa su tercer mandato al frente del municipio y, por lo tanto, sería uno de los afectados en 2027 por la limitación que le impone la Ley provincial, dijo estar "en la misma línea que plantean muchos otros intendentes y también el Gobierno bonaerense" y se mostró de acuerdo en derogar la norma a la que considera proscriptiva.
Por su parte, el intendente Fabián Cagliardi (Berisso) a finales de noviembre pasado planteó la posibilidad de ir a la justicia por considerar que la norma “es inconstitucional”, al tiempo que indicó que realizó un trabajo “para presentarlo en la Corte directamente”, el cual estaba siendo analizado por el Asesor General de Gobierno, Santiago Pérez Teruel, aunque también barajó ir "por la vía legislativa a ver qué es lo que pasa”.
Ahora Kicillof, en medio de la pulseada con Cristina Kirchner, encabezará un acto en Mar del Plata. Para mostrar músculo político, el gobernador prepara un encuentro con la militancia en tierra esquiva al peronismo. La idea es armar un frente político que contenga a todos.
Hoy, el escenario es poco probable, pero el gobernador consiguió el respaldo de organizaciones sociales, como el Movimiento Evita, y no se descarta que Ricardo Alfonsín -aliado a Libres del Sur- termine conformando un frente electoral con el peronismo.
El cónclave de Mar del Plata tiene sus particularidades, porque el intendente Guillermo Montenegro, coquetea con la idea de seguir los pasos de su par de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y pagar el salto del PRO a La Libertad Avanza. Pero también será la oportunidad del gobernador de avanzar con el ordenamiento de la tropa propia.
Las primeras espadas de Kicillof están convencidos de que Cristina Kirchner no quiere desdoblar las elecciones para obligar al presidente Javier Milei a nacionalizar el debate en la provincia de Buenos Aires, aun a riesgo de que el PJ pierda en ese territorio.
En la gobernación los planes son otros: están decididos a ganar las elecciones y no quieren poner en juego la ya débil correlación de fuerzas en la Legislatura bonaerense. Es más, creen que incluso podrían sumar algunas bancas.
Por eso, en la mesa chica del gobernador quieren negociar los nombres de las listas con los intendentes que son el rayo láser partidario y con los principales dirigentes del peronismo bonaerense, y no cederle la lapicera ni a Cristina Kirchner ni a Máximo Kirchner. Se agarran en serio de aquella frase de CFK cuando dijo: “tienen su bastón de mariscal en la mochila, sáquenlo”.
La provincia de Buenos Aires tiene más de 13 millones de electores. Tanto para el peronismo como para LLA, la clave de estas elecciones será cómo juega el conurbano. La mayoría de los intendentes de la región responde al PJ y La Cámpora logró sumar unos cuantos jefes comunales, en municipios donde se pone en juego un importante caudal de votos, como Quilmes y Lanús.
Allí creen que la mayoría de los votos que consiguió Kicillof fue traccionada por Cristina Kirchner, pero en el entorno del gobernador retrucan que se trata de apoyos a la gestión provincial, y en más de una oportunidad recuerdan la diferencia de casi 20 puntos que le sacó a Néstor Grindetti, del PRO, en la última elección.
Ni los intendentes quieren poner en riesgo sus concejos deliberantes, ni el gobernador, la Legislatura provincial, por eso, más de 40 acordaron que en caso de que Kicillof decida desdoblar, el acompañamiento va a ser contundente. Lo que todavía no está claro es cuál va a ser la reacción de Cristina Kirchner.
La ex presidenta, ni lerda ni perezosa, viene recibiendo a jefes comunales bonaerenses en su oficina del Instituto Patria y también muestra su poder de fuego moviendo todos los hilos para manejar la lapicera y armar las listas. Kicillof ya está enfocado también para meterse en esa contienda en las elecciones presidenciales de 2027. Ese es un terreno en el que se maneja en tándem con otros mandatarios provinciales peronistas que quieren una renovación. En definitiva, Cristina y Kicillof se necesitan. A ninguno de los dos les sobran votos y creen que la sangre no llegará al río.
Otro problema que perturba a Kicillof es que el peronismo de la provincia de Buenos Aires enfrenta uno de sus años más difíciles. Expresiones políticas inmersas en Unión por la Patria (UP), y también por fuera de ese esquema formado en el 2019, podrían presentarse en los comicios legislativos de este año en múltiples listas que dinamiten el escenario electoral.
En esa dirección, el PJ disidente que responde al ex gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, explora una alianza en PBA que podría quitarle votos a Kicillof y a Cristina. En esa dirección, a la espera de lo que suceda con las PASO, un grupo de dirigentes como Florencio Randazzo, Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Margarita Stolbizer, Facundo Manes y Nicolás Massot, tienden puentes con la UCR para un armado político en el partido Hacemos. Al expresidente de la Cámara de Diputados durante el macrismo se le vence el mandato y, junto a Randazzo, pican en punta para ocupar los primeros lugares de la lista bonaerense del frente electoral.
En uno de esos espacios también están los intendentes Fernando Gray (Esteban Echeverría), Julio Zamora (Tigre), Guillermo Britos (Chivilcoy), el ex jefe comunal de Hurlingham “Juanchi” Zabaleta y el titular del Movimiento de Unidad Popular (MUP), Federico Martelli.
Por todo lo expuesto, nadie duda que la madre de todas las batallas hará honor a su título y se espera mucho olor a pólvora.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".
Foto interior: intendente de Ensenada, Mario Secco, gobernador Kicillof, e intendente de Berisso, Fabián Cagliardi. Crédito redes sociales del intendente de Berisso.