por Télam
En el caso de la FED –cuya reunión monetaria comienza hoy-, el organismo definirá una nueva suba en sus tasas de interés de referencia.
En la última decisión de diciembre pasado, la entidad resolvió subir las tasas unos 50 puntos con el objetivo de morigerar la alta inflación que registra Estados Unidos.
El camino restrictivo de la FED - uno de los más rápidos en décadas- comenzó en marzo del año pasado cuando dispuso un primer incremento de 25 puntos porcentuales a unas tasas que hasta entonces se ubicaban en niveles cercanos a cero, con el objetivo de sostener la economía durante la recuperación pos pandemia.
Tras lo cual, en mayo subió la tasa en 50 puntos, y luego el organismo monetario las elevó en 75 puntos cuatro veces consecutivas.
De esta forma, la inflación anual, tras llegar a un récord en cuarenta años de 9,1% en junio pasado, comenzó a moderarse y en diciembre pasado fue del 6,5%.
Dada la desaceleración de la inflación, la expectativa es que la FED siga reduciendo el ritmo de subas de tasas con un alza de menor magnitud de 25 puntos, dejándola en un rango de entre 4,5% y 4,75%.
La gran incógnita será el mensaje del presidente de la FED, Jerome Powell, al finalizar la reunión, ya que se buscan pistas acerca de hasta cuando el organismo seguirá aumentando las tasas.
Además de la inflación, la autoridad monetaria sigue de cerca tanto los números del empleo como los del consumo, por el temor de que ambos presionen a los precios.
La FED deberá hacer equilibrio entre estos datos y el hecho de que un exceso en las subas de las tasas puede llevar al país en una recesión.
Otro organismo que definirá una nueva suba en las tasas será el Banco Central Europeo (BCE) frente a una inflación que pese a moderarse en diciembre por segundo mes consecutivo al marcar 9,2% anual, se mantiene muy por encima del objetivo de 2%.
El temor pasa por la inflación núcleo (que no incluye energía y alimentos) que se elevó en los últimos meses a contramano del índice general.
Tanto el mercado como los economistas apuestan a un incremento de 50 puntos porcentuales, según la agencia Bloomberg, dejando la tasa de interés para las operaciones de financiaciones en 3%, el mayor nivel desde 2008.
Al igual que la FED, la incógnita será lo que se decida en las próximas reuniones con los “halcones” de la entidad, partidarios de una política más restrictiva, dispuestos a seguir con más subas después de la próxima reunión de marzo, mientras que otro grupo pretende moderar las subas por el temor a una recesión.
Un día después, el jueves, el Banco de Inglaterra también comunicará su decisión monetaria, con expectativas de una suba en sus tasas –la novena consecutiva desde diciembre de 2021- de 50 puntos, al igual que el BCE, llevándola al 4%
Por su parte, además de los bancos centrales, también la OPEP+ tendrá una reunión.
La semana pasada, delegados del grupo de ministros afirmaron –de forma privada- que no esperan que el panel de consejeros efectúe algún cambio en la política de producción existente.
En concreto, la OPEP espera aún ver cuál será el efecto en la oferta y demanda de la reapertura de China y las nuevas sanciones europeas a Rusia.
“En este momento necesitamos ser muy cuidadosos en toda decisión”, afirmó el ministro de energía de Guinea Ecuatorial, Gabriel Lima, que oficia este año como presidente de la OPEP.
De esta forma, de no mediar sorpresas, el organismo mantendría el recorte de dos millones de barriles diarios puesto en marcha en noviembre pasado.
Según Goldman Sachs, el cártel continuaría en esta posición conservadora y no revertirá el recorte hasta, por lo menos, la segunda mitad del año.