por Fabricio Moschettoni, editor de Impulso Baires. Twitter @FMoschettoni
Por ejemplo, una factura de una compañía top de Argentina que brinda todos los servicios de comunicaciones mostró en el mes de diciembre pasado un monto del pack cable + internet 300 MB con dos decodificadores a $ 15.132,82 y con una bonificación de $ 3.026,55 el usuario pagó finalmente $ 12.106,27, aunque la boleta venía con un aviso que anunciaba que los precios aumentarán hasta un 23.4% y se observarán en las facturas emitidas desde enero o febrero, según diferentes casos, aunque si los clientes están encuadrados en algún plan promocional las condiciones del mismo no se verían afectadas.
El servicio de este usuario es importante y de una compañía que ofrece muy buena calidad pero no deja de ser plano, ya que no hay contratados canales premium adicionales, ni el pack fútbol ni nada que abulte la factura.
A eso se le suma un celular con 18 GB más un paquete básico para usuario medio, que ascendió a $ 4.600 para diciembre, con la misma advertencia: en enero las boletas tendrían incrementos hasta 23.4% en algunos casos.
Otras compañías presentaban casos similares, con una leve variación de acuerdo a lo contratado, pero no eran significativas. Por ejemplo la principal competencia a la compañía descripta, ofrecía el mismo pack a algo más de $ 11.000, siendo un servicio bonificado.
Habitualmente los usuarios se contactan con sus proveedores para plantearle las dificultades de sus bolsillos y en la mayoría de las ocasiones reciben alguna oferta de alivio, pero que dura poco tiempo de acuerdo a la seguidilla de aumentos planteados por una economía muy inflacionaria.
El caso descripto recibió una oferta importante en su cuenta de TV + internet, y ahora deberá pagar alrededor de $ 8.500, y un 15% menos en su cuenta de celular, pero de todos modos el costo de vida se termina devorando esos beneficios porque los aumentos comienzan a perforar nuevamente los bolsillos.
Para algunos es necesario que el pack internet, TV por cable y celular comience a ser considerado servicio público, dado que desde la pandemia parte de educación y la cuestión laboral empezó a manejarse para otras vías. De todos modos hay que tener en cuenta que si eso sucede, en el caso de la economía argentina, los márgenes de rentabilidad de las compañías se verán afectados considerablemente por lo que la inversión en tecnología será una víctima a considerar.
Para otros, sin embargo, el problema está en la economía argentina que en todos los rubros presentan aumentos que no son otra cosa que un flash de sinceridad.
Enero viene caliente para los argentinos, aumenta el monotributo y otros impuestos, el transporte público, los servicios básicos de energía, y las comunicaciones. Además, diciembre mostró un aumento en la canasta básica de alimentos de 4.28% según Consumidores Libres, y en ese promedio los productos de almacén tuvieron una variación con respecto al mes anterior de 5.40%.
Aún con una economía con precios “atornillados” a más no poder, los alimentos aumentaron un promedio de 3.3% para algunas consultoras, y en la última semana 0.8%.
Pero para la medición de la inflación oficial parece que esas cuestiones no se ven reflejadas.