por Redacción
El informe, que contó con el testimonio de 543 madres monoparentales y jefas de hogar, da cuenta de que las familias con jefatura femenina, son las que más se han visto perjudicadas durante este último tiempo, tanto desde la perspectiva económica y laboral, como desde los cuidados de los menores y las tareas del hogar.
“Es sabido que la pandemia agudizó aún más las desigualdades económicas, situación que se profundizó en los hogares monomarentales con niñas, niños y adolescentes (NNyA), donde también se sumó la continuidad pedagógica debido al cese de la presencialidad”, expresó Mariana Ormaechea, especialista en género y coordinadora del informe junto con Andrea Rodríguez.
En ese sentido, Rodríguez agregó que “tal como se desprende de nuestra investigación, la pobreza se incrementa aún más en aquellos hogares de jefatura exclusivamente femenina, por motivos relacionados a la imposibilidad de conciliar las tareas laborales, doméstica y de cuidados, y de configurarse principalmente, en la única persona que ingresa el sustento económico”.
La investigación refleja además que “más del 50% de las mujeres no acceden a un tipo de trabajo formal, que cumpla, no solamente con un ingreso acorde a sus necesidades familiares, sino que tampoco acceden a los derechos sociales de los cuales deberían gozar”.
Para finalizar, Ormaechea y Rodríguez coincidieron en que “la brecha de desigualdad en todos los órdenes, afecta no solamente a la mujer jefa de hogar, sino también a los niños, niñas y adolescentres, que según la Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica, si se considera conjuntamente las tareas laborales y de cuidado de niñas y niños se observa que el 20% de las y los adolescentes realizan ambos tipos de actividades, mientras que en los hogares en condiciones de vulnerabilidad, la participación de ellos y ellas en estas actividades aumenta a un 46%”.
Cabe destacar que según se informó, un dato a tener en cuenta es que del total de las encuestas realizadas, el 73,7% de las mujeres monomarentales manifestaron haber recibido una baja de sus ingresos durante la pandemia. Por ende, a la problemática estructural de la monomarentalidad, se suma que han visto disminuido su ingreso a la vez que son quienes enfrentan los mayores obstáculos para reincorporarse a la vida laboral.